Cómo evitar que te vendan una chatarra de segunda mano

Lunes 19 de Marzo del 2018

Un buen aspecto exterior del coche no siempre significa que ha tenido un buen mantenimiento mecánico

La compra de un primer coche, un precio más barato, o intentar acceder a un vehículo de categoría superior con un presupuesto inferior son varias de las razones que nos pueden llevar a comprar un vehículo de segunda mano. Además de los llamados «kilómetro cero», normalmente garantizados por la marca o concesionario, la compra-venta a entre particulares o a través de empresas y webs especializadas son dos de las opciones para la compra de un coche de segunda mano.

En todos los casos el aspecto exterior del coche no nos tiene que «cegar», y deberemos prestar atención a algunos aspectos clave con los que estar más o menos seguros de que no nos intentan dar «una chatarra» que nos va a generar más problemas que satisfacciones.

El primero de los aspectos a tener en cuenta es la planificación. Las prisas son malas consejeras, y por eso, si planificamos adecuadamente la compra nos dará tiempo a definir necesidades reales. Con ese margen de tiempo pro delante también podemos informarnos y comparar opciones en el mercado. Lo ideal sería partir de un rango de presupuesto sobre el que poder tomar una decisión racional y no emocional o forzada por las circunstancias, según nos recuerdan desde Lease-Plan.

El precio a la hora de comprar un segunda mano» es importante. Conviene no pagar más de lo necesario, aunque lo barato puede salir caro. Los buscadores especializados online ayudan a obtener mucha información sobre el mercado en muy poco tiempo, y así nos podemos hacer una idea de los precios medios del tipo de vehículo que estamos buscando.

Si hemos recurrido a un establecimiento especializado, la garantía mínima es de 12 meses por Ley. Si no fuera así y acudiéramos al mercado de particulares, la garantía es de seis meses, y además sabemos que nos amparará la Ley de Consumidores. Nunca se debe pagar un sobrecoste por una garantía legal que en la UE es obligatoria por un mínimo de 12 meses.

También nos tenemos que fijar en el kilometraje del vehículo, e intentar verificar que es el real y que no ha sido manipulado. No es fácil, pero para tener la mayor seguridad posible pediremos certificado de kilometraje y el libro de revisiones sellado o historial de mantenimiento.

También es conveniente saber el número de propietarios que ha tenido el coche, si es nacional o de importación, el tipo de uso al que estaba destinado anteriormente (por ejemplo, alquiler, taxi o autoescuela). Basta con solicitar un sencillo informe de tráfico donde podemos ver si recaen embargos o multas sobre el vehículo. Los vendedores tienen obligación de disponer de esta información.

En cuanto al estado mecánico, solo se puede demostrar mediante un documento acreditativo emitido por una empresa certificadora (hay varias en el mercado) o, en su defecto, del taller o concesionario donde ha sido revisado. Este informe debe de ser lo suficientemente amplio como para garantizar la ausencia de vicios o defectos. Si los hubiera, bastará con que sean conocidos por el comprador en el momento de la compra.

El aspecto exterior e interior del coche es lo primero en lo que no fijamos. Pero no tenemos que limitarnos a una inspección visual superficial. Tenemos que valorar el estado de carrocería, llantas y neumáticos, e interiores, sin cortarnos a la hora de tocar o levantar fundas y alfombrillas para comprobar el estado de las piezas que esconden. Estos deberían contar con una profunda limpieza/higienizado profesional. Los vehículos seminuevos deberían presentar una calidad suficiente para ser asegurados a todo riesgo en cualquier compañía.

Una vez decidida la compra se procede a firmar un contrato de compraventa. Debe incluir todos los requisitos legales, junto a una descripción precisa del bien, incluyendo un anexo con su estado general, de mecánica y electrónica, siempre da la oportunidad de reclamar en caso de problemas.

Revisaremos que tiene la inspección de la ITV en vigor, y aspectos como gastos de cambio de titularidad o envío a domicilio, que pueden incrementar considerablemente la factura. Desde un punto de vista ideal el precio de venta debería incluir impuestos y gastos incluidos, en caso contrario se debe hacer constar.

Fuente: http://ow.ly/otaS30j1D7a