Pilas para el día a día
Las nuevas variantes de la berlina Serie 3 (izquierda) y el monovolumen Serie 2 se llaman 330e y 225Xe.
Cuestión de limpieza. En 2020, las emisiones medias de cada fabricante no podrán pasar de 95 g/km de CO2, según los límites fijados por la UE. Para cumplir el objetivo, las marcas van a tener que desplegar mecánicas más ecológicas que las de gasolina y gasóleo actuales, como versiones eléctricas e híbridas enchufables, que permiten circular con electricidad sin contaminar y compensan la mayor polución generada por sus hermanos con motores de combustión.
Recarga: de dos a tres horas
Un 330e conectado a la red.
Estos dos BMW enchufables pueden recargarse tanto en casa como en la calle. Y para el domicilio, hay dos alternativas: directamente en el enchufe convencional, una operación que recargará las baterías en 3h 15 m, o utilizando un cargador especial o Wallbox, que trabaja a mayor potencia (3,7 kW frente a 2,3 del enchufe) y reduce el plazo a 2h 15m.
El Serie 2 híbrido enchufable puede optar a las subvenciones a la compra de vehículos eléctricos del nuevo Plan MOVEA (el Serie 3, no), lo que permite recibir una ayuda de 1.000 euros para la instalación del Wallbox doméstico. Y como BMW anuncia un precio aproximado de 800 a 1.200 euros, su instalación puede salir gratis o tener un coste mínimo.
Un buen número de fabricantes ofrecen ya automóviles con estas tecnologías, y pronto serán más, porque la mayoría de los modelos nuevos que van a llegar al mercado deberán tener versiones electrificadas. Y BMW, que ya comercializa tres modelos de este tipo (i3, i8 y X5e), suma ahora otros dos más a su catálogo, los Serie 2 y Serie 3 con mecánica híbrida enchufable, que llegarán en marzo y se denominan 225Xe y 330e, respectivamente. El primero cuesta 39.500 euros, pero puede bajar a 34.590 si se entrega un coche usado y se accede a la ayuda a la compra de eléctricos del Plan MOVEA. El 330e, por su parte, sale por 45.300 y no puede optar a subvenciones.
Como todos los híbridos enchufables, los nuevos 225Xe y 330e anuncian una cifra de autonomía eléctrica -hasta 41 kilómetros los dos- y también un consumo medio oficial muy bajo: 2,1 y 1,9 litros (49 y 44 g/km de CO2). Para acercarse a esas cifras hay que aprovechar el rango de uso que aportan las baterías en el uso diario para ir y volver de casa al trabajo: si la distancia de esos trayectos no supera la duración de las pilas y se recarga el vehículo cada noche, se podría eliminar el consumo de carburante entre semana. Pero al contrario de lo que sucede con los coches eléctricos puros, los híbridos enchufables mantienen su motor de combustión para poder viajar. El consumo oficial se refiere a los primeros 100 kilómetros, y tiene ya en cuenta los que se hacen en modo eléctrico. Mientras que en los viajes, una vez recorridos los 100 kilómetros iniciales, el gasto aumenta hasta aproximarse al de un híbrido normal o no enchufables: unos ocho litros estimados en autopista a 120 km/h.
La mecánica de estos dos BMW es parecida, porque comparten el motor eléctrico (88 CV) y las baterías de litio (7,7 kWh de capacidad). Pero incluyen mecánicas de gasolina, potencias y sistemas de tracción diferentes. El 225Xe combina un motor 1.5 turbo de tres cilindros y 136 CV, y el eléctrico se sitúa en el eje trasero y puede aportar tracción 4x4. El conjunto va asociado a un cambio automático de seis marchas y rinde 224 CV en total. El 330e, en cambio, lleva un 2.0 turbo de 184 CV, caja automática de ocho velocidades y propulsión trasera. Y ofrece 252 CV.
Los dos modelos pueden resultar muy prácticos y también limpios, aunque, aparte de unos precios más elevados que los diésel equivalentes, presentan otros condicionantes derivados de sus módulos eléctricos, como un mayor peso e inercias, y una menor capacidad de maletero: 400 litros en el 225Xe (68 litros menos) y 370 en el 330e (110 menos).
Fuente: http://elpais.com/elpais/2016/02/11/motor/1455191969_532038.html